Como todos los años, cada 30 de agosto el templo de Santa Rosa, ubicado en el Centro de Lima, fue abarrotado por personas de todas las edades, quienes llegaron hasta allí con algún deseo, y en otros casos, agradeciendo los cumplidos desde su última visita.
Por ello, desde las seis de la mañana el santuario abrió sus puertas, y con el paso de las horas las interminables colas comenzaron a formarse, tiempo que los fieles aprovecharon para ultimar detalles en las cartas que portaban e iban a arrojar al interior del pozo de los deseos.
Asimismo, a pesar que la atención en el lugar será hasta las diez de la noche y el pedido expreso de personal de serenazgo que pedía tranquilidad mediante megáfonos, muchas personas corrieron por las calles aledañas para conseguir una mejor posición en las filas formadas.
Sin embargo, algunos ‘colados’ que no respetaban el orden de llegada fueron fuertemente increpados por las demás personas, siendo en algunos casos retirados por personal de la Municipalidad de Lima, aunque no pasaron de hechos aislados.
Para dar un mayor orden al tránsito de personas, se habilitaron dos ingresos al santuario: Uno para la entrada a la iglesia, y otro para los que deseaban ir directamente al pozo de los deseos.
De igual manera, los sobres de cartas con imágenes de Santa Rosa de Lima fueron vendidos “como pan caliente” en 50 céntimos y un sol, dependiendo del tamaño y las imágenes que tenían. Los lapiceros no se quedaron atrás, y fueron ofertados con similares precios.
Además y para la comodidad de los fieles, más de una decena de baños portátiles fueron colocados en las calles aledañas de la iglesia, para que puedan ser utilizados por los fieles. La policía canina y caballeriza resguardó el orden en los exteriores del templo.
Lo que piden
Todos tienen una historia que contar. Por un familiar enfermo, fallecido o que está lejos, estudios truncos o culminados, e incluso impulsados por el esposo (a), todos se hacen presentes. En muchos casos, llegan portando ramos de flores, y como es de imaginar, especialmente rosas.
Además, cualquier discapacidad física, incluso en las personas de mayor edad, no fue excusa para dejar de acudir al templo santo, ayudados por algunos familiares que los acompañaban en su visita.
Por otro lado, personal de serenazgo y la iglesia apuraron el paso de los centenares de fieles que pugnaban por dejar su carta en el pozo de los deseos, y de esa manera permitir que la totalidad de fieles puedan hacer lo mismo.
Pero no sólo este punto recibió la visita de los fieles. Un altar al otro extremo del templo, y en el que también había una imagen de la santa limeña, fue adornado por las cientos de flores multicolores que los fieles le llevaron.
Además, la ermita en la que rezaba Santa Rosa de Lima recibió a los fieles, quienes le arrojaban monedas como muestra de fe. Muchas de ellas no lograban ingresar en el primer intento y rebotaban en el vidrio que rodea esta reliquia.
De esta manera, los devotos de la “Patrona de las Américas” demostraron su fe un año más, rindiendo homenaje a la santa peruana más reconocida en el mundo y con la firme convicción de regresar el próximo año.
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